Friday, March 14, 2008

estructura laboviana completa ... (V)


Adiós.



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p.s.: Mi pluma se ha secado.

estructura laboviana completa ... (IV)






Sigue lloviendo y sigo tomando mi té con una nube de leche que levita sobre mis manos temblorosas. Tu té con miel, humeante. Nerviosa, sigo esperándote. Llegas y yo sonrío. Qué guapa estás, qué cutis tan fino!

- Te sienta bien navegar - digo.
- Llegó la hora de despedirnos, mi Pati -dices volcada en mí-. Y no estés nerviosa; no voy a irme así, sin más. Dialogaremos con el silencio y con la mar y la arena, con lluvia, con sol ... y siempre quedará algún secreto entre nosotras dos ... no te preocupes, mi sirena.

Y lo que dijimos en torno a esa mesa ambas lo dijimos bajito, llorando.

Ha pasado un año ...

... Y de nuevo aquí, una Pati frente a otra, y en mitad la misma mesa. Entre sorbo y sorbo de té, se acordó que en primera instancia ella fuese un desvarío y en última, un disparate.
Día tras día exhibí hechos, pronósticos, ausencias, tendencias, etcéteras ajenas. Ajenas porque la una las contemplaba casi catonizada mientras la otra las contaba y sin querer, o sabiendo, no las reconocía como propias aun amaneciendo todas mías. Ahora lo sé; ahora sé que fue esa misma dosis de locura la que necesité para salir de mi mundo cotidiano ... Enajenación ajenizada ... La justa para arrojarme en brazos de la desmemoria y poder disfrutar del olvido.

Al abrir VIP no sólo empecé a delirar en mí sino que salté una valla llamada borne y como tal, fue en su extremo donde pude inventarme senderos con nombres y destinos. Fue como tener una vida entre paréntesis mayúsculos que debo cerrar para volver a lo cotidiano y seguir perdiéndome, en los dolores, en las ausencias de siempre, viviendo, sin más. Porque ya perdoné. Porque ya puedo soportar los reproches de la memoria, la culpa tediosa, y el desvelo, y el alma que llora a rabiar.

Siento nostalgia de esquinas y bordes sin plegar, y necesito exiliarme de mí. Necesito comenzar este cambio de ruta que descubrí y sé que no puedo seguir dialogando con la Pati que dejo. Así que basta de navegar en el olvido. Basta de no ser nadie, muchas y unas cuantas más. Basta de no reconocer al placer y convivir con la derrota. De todos modos, no quiero perder ese puntito de locura por si a la cordura se le ocurre un buen día jugar y hacerme de las suyas.

No regresaré porque finalmente he llenado mi soledad con otras soledades que tratan de entenderme, sin más.

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Wednesday, March 12, 2008

estructura laboviana completa ... (III)

  • Complicación:




Podría ser que me apeteció sentarme en un banco
... con la melena al viento, mi sirena ...
y me sobraron manos para acariciar fantasmas.






Pudiera ser que, al mirar los tiempos me vi exiliada,
y expulsada,
y con mi vieja maleta pidiéndome otros golpes
... no riegues las ganas de volver, mi Pati ...
y sin embargo, en el éxodo me quedé para arrancarme,
y querer ser otra.






Digamos que lo que desencadenó
La Despedida
...Qué puede preocuparte si después del acabose todo será nada?!...
fue
El Saludo.

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Tuesday, March 11, 2008

estructura laboviana completa ... (II)

  • Orientación:

Quién? Cuándo? Qué? Dónde?


Yo no soy la protagonista, pero navegué con ella y noté el quiebro de su voz y su pulso tembloroso ... Mi Pati. Sombras. Un cuerpo, una voz y alguien que quiso contar un cuento chino ... Yo desembarqué y ella se fue con la tormenta.


... un sorbo de té.


No es Febrero sino Marzo y el tiempo queda lejos. Me lío con los números y con las fechas. Un año? Tres? Ocho? ... Tiempo muerto, dices? Deja, yo te ayudo, mi Pati, que el tiempo es inexorable y es sordo ... Tsss! Silencio! Que no alcanzo a escuchar el tic-tac!


... un cuarto de té sorbido.

De qué forma contaría ella su cuento que se le quedó colgada el alma y a mí se me olvidó que una bitácora es un diario y la piel es sólo una letra más de mi cuerpo ...y dime, mi querida Pati, acaso no eran tu alma y tu piel y tus letras? ... en donde alguien empezó a narrar un cuento con Érase y
Fin.


... dos gotas de té caen en la mesa.

Sentada en un lugar cambiante, donde las culpas quisieron borrarse y el tedio dejó flores por si acaso, navegó y navegó hasta que la niebla pudo disiparse ...ya estás casi a salvo, mi Pati; sólo te quedan tres pasos ... y pudo llegar a su cita. Con retraso.




... te pedí uno con miel.



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estructura laboviana completa ...

  • Resumen:




Tarde de Febrero. Tengo una cita adoquinada ...
ven, ponte a cubierto, no ves lo que cae? ... llueve.









Estoy llegando ... corres para olvidar? ... Malditos tacones!!










Empapada ... si sabes que te sigo, por qué no me miras? ... me ciegan las gotas.




Entro en el lugar de la cita ...
te sentarás donde puedas ver la vida
... y ya sentada, pido un té con una nube de leche.






Tengo que deciros adiós ... no te detengas, no tiembles. No vuelvas ... pero dadme sólo un instante; mis hojas deben secarse.



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Wednesday, March 5, 2008

Münster, Deutschland ...


Te lo debo. Porque sin ti yo no sería yo





Tengo una persona que siempre me acompaña pero a la que no le dije nunca lo mucho que significa tenerla.
No me acompaña físicamente, no; ella es tan sutil, tan deliciosa que apenas me percato de su presencia.
Vive en mí, en mis recuerdos, en mi niñez, en mi juventud, en mi viaje hacia un país tan frío como desconocido.
Siempre estuvo para secar mis lágrimas, para calmar mi angustia y llevarme con firmeza hasta la cordura.
Risas, muchas risas hemos sacado de nuestras conversaciones, sentadas en cómodos sofás mientras la copa se aguaba desesperada, o simplemente soñar despiertas recostadas en el asiento de su coche. Sueños ... yo los cumplí. Ella también. Y fueron esas ilusiones nuestras las que terminaron de alejarnos.







Sé que no leerás mis letras, pero sí sé que sentirás cada palabra que yo te diga ... cuando pueda tenerte de frente y de frente, quererte.

Sí,así es la amistad ...



Tuesday, March 4, 2008

una pizquita de sal ...



Yo no cocino; yo dejo que mis sentidos me guíen. Paseo por las calles empedradas de mi memoria, me meto en callejones iluminados, entro en puertas que están abiertas de par en par y me quedo allí, sentada en una silla de mimbre, arropada por el aroma que desprende la leña y el ruido de las cocinas, entre delantales a cuadros rojos y manos arrugadas.

"Los niños no deben estar en la cocina", decía. Así que me quedo en una esquinita deseando ser mayor para sentir la misma textura de fascinación y deseo cuando veo que sus manos se mezclan con erizos y no se pincha; cuando acerca lentamente la cuchara a su boca, entreabierta y desplegada, y su cuerpo se estremece como el primer encuentro íntimo con Él. Lo prohibido llama al pecado y cuanto más me expulsaban, más quería yo ingresar ...

"No hay buen guiso sin una buena cacerola de por medio", rezaba. Su cacerola se acoplaba a ella como el amante rodea con sus brazos al pecado. Veo su intenso color anaranjado deseando las carnes que a punto están de introducirse en ella y cuando el chorro de oro líquido baña su cuerpo, siento cómo se regocija en su lujuria.

El deseo de que me cuente su secreto es enorme, pero lo único que se me ocurre hacer es beberme el jugo de un melón mientras el Jamón de Bellota pulula alrededor.

"Cortar cebollas es llorar", dicen. Ella pasa el cuchillo afilado por debajo de un chorro de agua fría y no hay lágrimas mientras reduce a rodajas cada capa de mi nostalgia. Y antes de que el aceite haga de las suyas y se ponga a parlotear, forma un manto blanco de cebollas sin lágrimas. Le seguirá un orden de colores preseleccionado a conciencia para que las verduras no se quiebren ni se lamenten.

"La carne fresca para que suba por los muslos y encienda los vientres", afirmaba rotunda. Y es que veo esas aves impacientes por soltar sus jugos y retozarse entre hierbas aromáticas, tan solícitas, tan irónicas. Una vez dentro se rozarán todos los ingredientes y será ese contacto, casi imperceptible, lo que me arrastrará hacía ese río turbulento que amenaza con llevarme por delante.

"Una pizquita de sal", cantaba. Nunca supe cuánto era esa pizquita, ni un puñao, ni siquiera si era sal gorda o sal fina. Supe que yo tendría mi secreto. Que un día, al crecer, entraría en mi cocina, me agarrarías por detrás y empezaría a escribir mi recetario. Que tu boca se abriría para que mi lengua pudiese introducirse en ella y así poder dejar de adivinar el sabor de las salivas y la tibieza de nuestros alientos. Supe que recogería los gemidos y los cocinaría en un lecho de hierbas para después ofrecértelos de mil posturas diferentes.

Me faltaba sólo eso, la pizquita de sal.